domingo, 1 de febrero de 2015

LA CONCIENCIA POLÍTICA



Se acerca el periodo de resurrección política en el tablero original y primario de los partidos políticos, que no es ni más ni menos que los Ayuntamientos de pueblos y ciudades. Alejados y olvidados por la política nacional, e inaccesible para el poblano o ciudadano de a pie, salvó que siga las tertulias políticas de cadenas privadas, se presenta como cada cuatro años, el momento en que el citado tenga que elegir a sus representantes políticos más cercanos en la gestión de su ayuntamiento.
Las luchas por atraer partidariamente al ciudadano de siempre y al nuevo votante, comienza por elegir, vincular y prometer a viejos y nuevos nombres con nombres o siglas partidistas que les permitan o el continuismo o la renovación total dependiendo de su resultado final.
Nuestros pueblos, plagados de gente mayor, por ende conservaduristas y desconfiados de cualquier cambio, son los garantes del “más vale malo conocido” aunque quizás noto una peligrosa apatía y desgana en jóvenes y sobre todo nuevos votantes. Estos últimos que en momentos quieren cambiar el sistema y aniquilarlo y a los cinco minutos, se estancan en el regazo económico de sus padres, el alejamiento de todo lo que represente política, cual diablo con ojos, y la excusa caduca, de todos mienten y todos son iguales. Es más cómodo que informarse objetivamente y buscar o promover en las bases del municipio; la búsqueda o promoción de alternativas a lo conocido, con un aire fresco y una presunción de inocencia clara ante la novedad  que representan.
La oportunidad de elecciones municipales es única, igual que las autonómicas y nacionales y representa la oportunidad de que la ciudadanía siente cátedra de opinión,  y diga “basta”...tiene que haber otras formas de hacer política, no me vale ya “el todos son iguales” “todos mienten””me da igual quien gobierne” o el tan manido “ni soy de izquierdas ni de derechas” “soy apolítico”.
Pues no señor, o se es de izquierdas o de derechas, o se es demócrata o republicano (E.E.U.U.)
Cualquier postura política es defendible y compartible, sin rubor, con orgullo y razonamiento, y sin que éste posicionamiento  suponga ninguna afrenta para quien nos conoce, familia y amigos, y lo comparten en nuestra persona inherente a ella, como la altura, el peso, nuestra condición social, nuestra religión o nuestro agnosticismo.
Increíblemente todavía en nuestros ámbitos ciudadanos más cercanos, pueblos o barrios de ciudades, pero sobre todo en los primeros; la definición política es un examen obligado por los convecinos, para determinar tu valía o no como persona.
Venimos históricamente de un periodo de 40 años de obligatoriedad “apolítica” que remedio tocaba para los que lo vivieron en su plenitud personal.-Si algún joven de 18 no sabe a que nos referimos, o les suena a chino, que independientemente de consultar hemerotecas de historia, pregunte a sus padres cincuentenos y seguro les darán traslado de ¿Porqué?...
Las personas que se atreven a dar el paso y presentarse electoralmente para el ayuntamiento de su pueblo o ciudad, está dando el mayor paso de compromiso que puede dar un ciudadano, asimilable al matrimonio, por ejemplo. Me atrevería a decir que por vez primera en Hijar y en algún otro ayuntamiento de la Comarca, además con una formula novedosa, el asambleario ciudadano, la transparencia y la participación imbuida como rueda de giro que haga posible o no que nueve ciudadanos por iniciativa propia, sin convocarlos partidos políticos tradicionales, sean capaces de dar el paso a la representación política municipal.
Porque otra manera de hacer política es posible y a la vez “difícil” mi reconocimiento para éstos valientes que son capaces de mostrar sus ideas con total transparencia, para convencer a sus vecinos de que depositen su voto por ellos.
Familias, amigos, conocidos, simpatizantes personales, serán los que al fin o al cabo posibilitarán o no el cambio o la apuesta cómoda, porque todo siga igual.
¡Pero si al final todo sigue igual! Y no estamos de acuerdo, basta de críticas infundadas en bares y centros sociales o asociaciones, el pueblo es soberano, decide y debe ser consecuente con sus decisiones.
Y al final, yo me apunto aunque no me guste a ésta frase hecha: “Tenemos lo que nos merecemos”.

Mariano Esteban Vidal.



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