viernes, 31 de enero de 2020

LO RURAL


Para los que llevamos toda, o casi toda, la vida viviendo en el Bajo Aragón histórico nos sorprende que de un tiempo a esta parte “lo rural” esté de moda, que esté en boca de todo el mundo.

Nos sorprende que tanto los políticos autonómicos como nacionales dediquen una parte importante de su tiempo a hablar de nosotros, a intentar arreglar los “problemas” que nos persiguen desde hace años.

Y digo que me sorprende porque siempre hemos estado aquí, trabajando por mantener vivos nuestros pueblos.

Llevamos años reivindicando infraestructuras, empresas, sanidad, educación, etc. pero seguimos viviendo aquí, con una población muy envejecida que nos ha llevado década tras década a una crisis demográfica importante.

Como bien dice Víctor Guíu en su libro “Lo rural ha muerto, viva lo rural” es la cultura imperante la que nos lleva a vaciar nuestros pueblos, en las ciudades “hay de todo”, en el pueblo “no hay nada”.

La sociedad consumista en la que nos ha tocado vivir da pie a ese tipo de reflexiones, necesitamos tener de todo y tenerlo ya.  No podemos ser menos que nuestros vecinos, que nuestros compañeros de universidad, que “los de la ciudad”.

Víctor habla en su libro de los híbridos urbano-rurales, personas que como yo hemos hecho el camino de ida y vuelta del pueblo a la ciudad, unas veces obligados por las circunstancias económicas, otras por creer que en las ciudades íbamos a encontrar “el dorado”.

En mi caso después de 22 años viviendo en la ciudad, obligado por las circunstancias económicas de mis padres, tomé junto con mi pareja la decisión de apostar por vivir en el pueblo.  Seguramente la mejor decisión que he tomado en mi vida, porque no sólo quise vivir en mi pueblo sino que además me he implicado en la vida social y política del mismo intentando ayudar a mantenerlo vivo.
 

Y es que creo que esa es la solución a la “despoblación”, querer vivir en los pueblos.  Participar de su día a día, aportando lo que cada uno sea capaz y olvidarnos y rechazar las soluciones mágicas que nos proponen los políticos urbanitas.

Manolo Gómez, concejal Ganar Híjar